Las tapas constituyen una de seña de identidad de la gastronomía española y su fama ha sobrepasado nuestras fronteras.

Existen varias historias que explican el origen de las tapas. Una de ellas dice que Alfonso X el Sabio tuvo, durante su reinado, la idea de acompañar las dos copas de vino diarias que le había prescrito el médico, con unos bocados pequeños de comida para evitar así los efectos adversos del alcohol.

Otra en cambio dice que provienen del año 1936, cuando en los bares había por costumbre poner una loncha de jamón o chorizo sobre el vaso o la jarra de vino para impedir que entraará la suciedad en la bebida; y de ahí la palabra «tapa».

Sea cierta una u otra, o incluso ambas, lo cierto es que la tapa ha formado y continúa formando parte de nuestras vidas, constituyendo una seña de identidad de la gastronomía española y su fama ha sobrepasado nuestras fronteras.

Las tapas se han convertido no sólo en una simple comida rápida, sino en una forma de socializar, tanto, que ya es habitual comer o cenar con amigos y familiares a base de tapas. Incluso se ha creado el verbo «tapear», para denominar a esta forma de comida.

Las tapas han ido evolucionando mucho, y aunque siguen siendo las más sencillas las preferidas de la mayoría (croquetas, ensalada rusa, patatas bravas, albóndigas, pulpo o tortilla…), las hay de todo tipo, y cada vez se elaboran tapas más complejas y creativas. Y es que las tapas gustan a todos y admiten tantas variedades como imaginación le ponga cada uno.

Deja una respuesta