La almohada o cojín de lactancia es un accesorio muy útil que ayuda tanto al bebé como a la madre a colocarse de manera cómoda para la lactancia, de ahí su nombre.

Actualmente, hay muchos modelos de almohadas o cojines en el mercado, pero mayoritariamente pertenecen a dos grandes grupos:

Los que tienen forma de herradura o media luna: éstos son más prácticos por ser de menor tamaño; sin embargo, no permiten otras funcionalidades que sí tienen los del segundo grupo.

Los que tienen forma alargada o de churro: más abultados, pero también pueden utilizarse para dormir durante el embarazo.

Las ventajas de tener una almohada, o cojín, de lactancia son:

El bebé se mantiene bien apoyado cuando no tiene todavía fuerza en el cuello, lo que le permite un mejor agarre en el pecho.

– La madre también da el pecho en una posición más relajada, por lo que sufre menos tensiones musculares tanto en el cuello, hombros como en las lumbares, las cuales quedan protegidas.

Se descansa mejor. Como hemos comentado anteriormente, los de forma alargada permiten también poder dormir de lado cómodamente.

Algunos modelos contienen cordones que permiten cerrar la almohada o cojín formando un nido, dentro del cual se puede colocar al bebé cuando aún no se sostiene por sí mismo.

Para elegir una buena almohada o cojín de lactancia es imprescindible que cumpla las siguientes características:

  • Que sea firme.
  • Preferiblemente sin costuras.
  • Que sea de tejido de algodón o hecho con fibras hipoalergénicas.
  • Que sea de fácil limpieza, por lo que se aconseja que sea desenfundable.
  • Que no se deforme.
  • Que permita diversas posturas.
  • Será un extra si además va provisto de una almohadilla para las lumbares.

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