Los rebozados enriquecen el sabor de muchos platos, haciéndolos más crujientes e irresistibles, por eso gustan tanto a los niños y a todos.

Hay muchos tipos de rebozados, que varían según los ingredientes o el orden en el que se incluyen.

Veamos los principales:

Rebozado sólo con harina o a la andaluza: se llama así porque es el clásico de los anillos de los calamares, tan típicos en el sur de España.

Empanado o rebozado con huevo y pan rallado: quizá sea la forma más tradicional en nuestro país, y la más utilizada cuando se trata de rebozar unas chuletas de cerdo, las tiras de pollo o las croquetas.

Rebozado “americano”: éste destaca por tener un extra de crujiente, el cual se consigue de dos formas; por un lado, sumergiendo totalmente los peces a rebozar en aceite (a diferencia de otros enlucidos que necesiten de menor cantidad en la sartén) y porque en lugar de pan rallado suelen utilizarse copos de avena o de otro cereal. Otras opciones con las que queda muy bien es con maíz tostado o, simplemente, rebozar la carne dos o tres veces.

Tempura: es una técnica de origen japonés, cada vez más extendida por todo el mundo. La tempura se realiza formando una pasta en la que se mezcla agua, algo de hielo, harina, levadura y sal. Ideal para rebozar verduras como los pimientos, la zanahoria, la berenjena o el calabacín.

-A la romana: aquí los ingredientes son la harina y el huevo y además en este orden. Muy aconsejable para peces.

Aunque éstos son los rebozados básicos, las anteriores recetas admiten múltiples variaciones. Y es que el pan rallado se puede sustituir perfectamente por cualquier tipo de semillas, frutos secos o incluso galletas.

Para triturarlo todo bien es suficiente con introducir los alimentos en una bolsa hermética de plástico y picarlos hasta dejarlos con una consistencia granulada.

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