Tener una buena masa muscular es muy importante, puesto que ésta nos ayuda a controlar la temperatura corporal, nos protege contra las caídas y las fracturas, nos mantiene alejados de la grasa, relaja la mente, regula el azúcar en la sangre, ayuda a mantener la postura corporal, hace que la piel esté más tersa y facilita el movimiento, por lo que una estructura muscular sólida es sinónimo de salud y calidad de vida.

Para poder aumentarla, hay algunas rutinas tanto de ejercicio físico como de dieta a seguir rutinariamente:

  • Comer alimentos ricos en proteínas. Tales como: huevos, pollo, legumbres, queso cottage o de Burgos, frutos secos, plátanos o pescado.
  • Aumentar también el consumo de fibra.
  • Ingerir vitamina E, ya que ésta es antioxidante y repara los tejidos.
  • Beber antes de empezar el ejercicio, un batido de proteínas y carbohidratos. Es importante hacerlo antes y no después.
  • Beber dos litros de agua al menos al día para mantenerse bien hidratado.
  • Descansar lo suficiente.
  • Realizar un entrenamiento adecuado y en el que se trabajen múltiples músculos de forma simultánea: el músculo para desarrollarse es necesario llevarlo al límite para posteriormente dejarlo descansar para su total recuperación. Algunos de los ejercicios que no pueden faltar en el entrenamiento son: flexiones, zancadillas, press de banca con barra, remo y sentadillas de barra.
  • Entrenar de 3 a 5 veces por semana, trabajando cada grupo muscular de 1 a 2 veces al menos.
  • Ir aumentando la intensidad, para conseguir una sobrecarga muscular.
  • Cambiar la rutina cada mes aproximadamente a fin de que el músculo no acabe adaptándose a los ejercicios

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